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El obispo en la tradición cristiana


La palabra Obispo procede del latín “Episcopo”, que se traduce como “vigilar”. El obispo aparece muy temprano en la tradición cristiana. En los Hechos de los Apóstoles, encontramos cómo el Apóstol San Pablo dejó a Timoteo y Tito como guías de una comunidad, para que “vigilaran” la vida cristiana de aquella comunidad.

En el siglo II, San Ignacio de Antioquía, uno de los grandes Padres de la Iglesia, habla sobre el ministerio propio del obispo en el que se percibe una clara visión de que el obispo es sucesor de los apóstoles y guía de la Iglesia en nombre de Jesucristo. A lo largo de los años, el Magisterio de la Iglesia, con la Luz del Espíritu Santo, ha ido iluminando la labor episcopal, para que responda a las necesidades propias de los tiempos.


Los signos Episcopales


La Iglesia es rica en tradiciones y simbolismos; el obispo porta varios signos que expresan la dignidad de su ministerio.


Anillo: Representa el compromiso del Obispo con su diócesis. En la tradición cristiana y en las Sagradas Escrituras, se habla del amor esponsal que Cristo tiene por su Iglesia; es este amor el que el obispo debe tener a la Iglesia que se le ha encomendado.



Mitra: Representa la dignidad episcopal, y es signo de las virtudes que deben resplandecer en este ministerio.




Báculo: Simboliza el pastoreo que realiza entre los fieles.




Pectoral: Es la manifestación externa de la consagración a Cristo y a su Iglesia.


Orar por los obispos


La dignidad episcopal supone un compromiso enorme y supone del consagrado una vida de completa santidad. El pueblo santo de Dios puede ayudar en la misión del obispo haciendo oración por él. Aprovecho para mandar un saludo a todos los fieles de la diócesis, al mismo tiempo que los exhorto a orar de manera especial por Monseñor José Luis Chávez, quien tendrá un nuevo compromiso en la Iglesia de México.